Capítulo 2
Señales tempranas de una aventura
"¿Otras cosas de las cuales hablar? Su Majestad, no sugerí nada inusual. Como dueña del Palacio Imperial, estoy solo preguntando si trajo usted a una mujer herida. Nunca ha sucedido antes."
¿Estaba yo exagerando? Tenía mis usuales tono y sonrisa gentil en mis labios. Hablé casualmente para no parecer despótica, como si discutiera las preparaciones del Día de Año Nuevo.
Sovieshu se veía marcadamente inquieto, sin embargo. Él parecía querer evitar el tema cuanto fuera posible, y la atmósfera se volvió cada vez más incómoda.
"¿Estás preguntando solo porque estás curiosa?"
Sovieshu me miró sospechosamente, y yo le parpadeé.
"No estaría preguntando si no estuviese curiosa."
"Ella fue accidentalmente atrapada en una de mis trampas, y la traje aquí para que pudiera ser tratada. No está demasiado herida, así que la he puesto en una habitación con una sirvienta para que la cuide."
"... Ya veo."
"No te preocupes, no llamaré a tus damas de honor otra vez."
Sovieshu volvió a cortar su carte, el cuchillo crujiendo como pájaro carpintero y haciendo eco en el comedor. Él usualmente tenía tanto de qué hablar, pero esta vez se mantuvo en silencio.
"¿Qué dijo Su Majestad?"
Cuando regresé al palacio oeste después de la cena, un grupo de mis damas de honor quienes estaban reunidas en mi habitación se acercaron ansiosamente a mí.
"Él... él no dijo mucho."
Las cejas de la Condesa Eliza se alzaron ante mi respuesta tibia. No parecía creerme.
"Entonces no estaría tan hosca."
"..."
"Está bien. Hable con nosotras, Su Majestad. De ese modo podemos estar preparadas."
"Él dijo que la mujer fue accidentalmente atrapada en una de sus trampas. No hubo mención de ella siendo una esclava fugitiva ni nada como eso..."
Ahora que lo pienso, ni siquiera conseguí un nombre.
"Él dijo que estaba cuidando de ella, y parecía infeliz de continuar hablando sobre ello."
Tan pronto como terminé, Laura estampó su pie con un ruido sordo. Las otras damas más gentiles le dedicaron una mirada, pero Laura ya estaba haciendo pucheros y no les prestaba atención.
"Su Majestad, ¿sabe qué estaba haciendo exactamente mi padre al inicio de su aventura?"
Laura alsó su voz y la Condesa Eliza dijo su nombre como advertencia, Laura, sin embargo, ya había ido lejos y no se detendría.
"Eso es lo que parece. Esas son exactamente las señales tempranas de una aventura. ¿Por qué no querría él hablar sobre ello?"
Las damas regañaron a Laura por hablar tan francamente, pero no negaron sus palabras.
La Condesa Eliza finalmente echó a las damas ella misma cuando yo me miraba demasiado deprimida, entonces me sentó en frente de la mesa de vestir y comenzó a peinar mi cabello.
"El Emperador es un hombre al que le gusta cazar. Está haciendo esto porque debe parecer como un milagro para él encontrar a una mujer hermosa atrapada en su trampa."
"Condesa."
"Sí, Su Majestad."
"Antes... mi madre me lo dijo. Incluso si el emperador toma a otra mujer como su amante, no debería permitirme a mí misma ser herida. Hay tantos casos así, y no debería esperar que fuese diferente."
El centro de la frente de la Condesa Eliza se arrugó. La Condesa Eliza tenía un extraño matrimonio de amor con su marido, y para una persona así el consejo de mi madre debía sonar ridículo.
Continué.
"No dije esto frente a las otras damas, pero estoy un poco preparada. Incluso si el Emperador convierte a una esclava fugitiva en su concubina."
"Su Majestad..."
"Pero cuando no me habla... me siento algo decaída."
La Condesa Eliza regresó el peine al tocador. La miré y le pregunté honestamente.
"Aunque tenga diez o cien concubinas, aún son concubinas y yo soy la emperatriz. Él y yo nunca nos amamos mutuamente al punto de morir por el otro... así que, teóricamente, aún deberíamos estar bien. Entonces, ¿por qué me siento tan vacía?"
La Condesa Eliza se acercó para abrazar mi cabeza y hombros. Ella me sostuvo por un momento, entonces se apartó antes de hablar.
"Aunque lo suyo sea un matrimonio político, han estado juntos desde que eran niños hasta el matrimonio. No es una sorpresa que esté molesta. Me sentiría igual si mi hijo trajera a alguien más como su padre adoptivo. Me sentiría molesta si mis padres trajeran a otro niño y le favorecieran por ser más hermoso. Y me sentiría molesta si mi mejor amiga trajera a alguien más y fuese más amigable con ella. Es una emoción natural."
"Entonces, ¿el Emperador se sentiría de ese modo si yo tuviese a otro hombre a mi lado?"
La Condesa Eliza levantó el peine y comenzó a cepillar mi cabello de nuevo, y yo tomé su silencio como un "no". Después de un momento, ella finalmente habló.
"Para ser honesta: no lo sé, Su Majestad. Entre más poderoso es su amor, más difícil es mirar alrededor."
Entonces no tenía otra opción además de tratar con mi corazón roto yo misma. Me forcé a mí misma a sonreír.
"Ya veo. Estoy segura de que me sentiré mejor pronto. Ella y yo no tendremos que encontrarnos con la otra..."
"Sí. Incluso si la esclava se vuelve una concubina, ella no entrará en la alta sociedad."
Ser una esclava no significaba que ella no pudiese elevar su estatus. También se encontraba el caso de los inocentes que se convertían en esclavos debido a castigos colectivos causados por los miembros de su familia. Cada año, el país restauraba el estatus de cierto número de esclavos a plebeyos, pero nunca era el caso par un esclavo fugitivo.
Ser un esclavo significaba que tenía una sentencia de vida por algún crimen cometido. Como un esclavo fugitivo escapó sin pagar el precio, eran considerados igual que un prisionero fugitivo. Un cargo extra de culpa era añadido, y un esclavo fugitivo era considerado las heces de la sociedad para los aristócratas. No importaba cuánto Sovieshu prodigara a la mujer, no había oportunidad para ella de debutar en la alta sociedad, ni para mí de encontrarme con ella. Asentí con mi cabeza y me reuní conmigo misma.
Sí, Condesa Eliza. Era natural que me sintiera vacía cuando alguien que ha sido mi marido por un buen tiempo tuviese un repentino interés en otra amante.
Pero no podía ponerme emocional ahora. Sin importar si él tenía a otra mujer, no podía cortarme. Había solo una Emperatriz en este imperio, después de todo.
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"¿El Emperador va a ver a la esclava todos los días?"
"Escuché que incluso le lleva la comida él mismo."
"Él está actuando tan calmado también. La audacia."
"Incluso llamó a un doctor de la corte para que tratara su pierna."
Habían voces susurrando entre los arbustos. Aunque los jardines del Palacio Imperial tenían paredes floreadas más altos que la cabeza de una, aún podía escuchar los rumores que se filtraban por ellas. Diseñé mi jardín yo misma, y deliberadamente coloqué una silla de columpio con forma de nido en un área que no era frecuentemente visitada por muchos. Era como mi lugar secreto. No traje a mis damas de honor aquí, así que la gente decía cosas en voz alta sin notarme.
'Ha pasado casi una semana...'
Cerré mi libro y lo coloqué en mi regazo. Conforme el interés de Sovieshu por la mujer esclava crecía, también lo hacían las historias. La atención de todos estaba en la mujer que consiguió capturar el interés del Emperador. ¿No era afortunado que ella y yo nunca nos encontráramos con la otra?
La siguiente vez que tuve una cena con Sovieshu, no le pregunté sobre ella. En su lugar actué como si nada hubiese pasado, y mencioné las preparaciones de Año Nuevo.
Decidí comprometerme en esto a tiempo. Ignorancia. Pretender que no sabía.
Pero una coincidencia salió de la nada y me confrontó.
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Fue el día en el que todos los oficiales y yo nos reunimos en el cuarto de conferencias para discutir las preparaciones del próximo año nuevo.
Mi garganta se sentía obstruida después de hablar por tanto tiempo, y después de tomar un vaso de agua tibia tomé una caminata jardín del palacio central para relajarme. Artina, la comandante adjunta de los caballeros, me acompañó junto a mis damas de honor. Mientras discutía con Artina acerca de a quién recomendar para la ceremonia, escuché un susurro de algún lado diciendo "¿Es ella?"
Miré alrededor y observé a una mujer sentada en una silla de ruedas con otras dos mujeres que parecían ser sirvientas junto a ella. Nuestros ojos se encontraron, y la mujer en la silla de ruedas batalló para levantarse. Las dos sirvientas intentaron detenerla, pero quitaron las manos cuando vieron mi mirada.
La mujer se agarró temblorosa a la silla de ruedas conforme se levantaba para hacer una reverencia como saludo. No estaba segura de quién era. Pensé que podría ser la esclava que encontró el Emperador, pero estábamos cerca del palacio central, y este no era un lugar para que viniese una querida. No pensé que hubiese algún caso de alguna incluso trabajando en una posición alta en el palacio central.
Aún así, ella me saludó incluso cuando sus piernas estaban heridas, así que cabeceé en señal de reconocimiento. Me giré para alejarme caminando cuando escuché una voz detrás de mí diciendo "Ey".
'¿Ey?'
¿Estaba ella llamándome? Esta fue la primera vez que escuché a alguien decirme eso en el palacio después de convertirme en emperatriz. Me giré, frustrada, y vi a la mujer en la silla de ruedas empujándose a sí misma hasta mí. Las sirvientas estaban aturdidas y le gritaron "Rashta, no lo hagas", pero ella las ignoró.
¿Tenía algo pendiente conmigo? Si era así, seguro sabía que yo era la emperatriz. ¿E incluso así ella me dijo "Ey"?
La observé con una expresión perpleja en mi rostro, y la mujer llamada Rashta se acercó y volvió a saludarme.
"Soy Rashta."
¿Qué se suponía que hiciera?
"Sí... Rashta."
Ella sonrió, como si le complaciera que yo la llamara por su primer nombre. ¿Realmente quería que me refiriera a ella de ese modo? Fui golpeada por la curiosidad, pero no la suficiente para preguntar.
El tiempo de la audiencia había terminado y mi cerebro estaba podrido por escuchar historias de extraños por tres horas. Si había una emergencia, entonces ella debió haber pedido ayuda tan pronto como me vio. Sin embargo, ella estaba sonriendo animadamente, así que no pareció que necesitara mi atención urgente.
Volví a girarme, pensando que no había más por ver. Pero en cuanto lo hice, ella se acercó y tiró de la falda de mi vestido. Mis damas de honor quienes estaban paradas junto a mí fueron alarmadas y golpearon su mano como si fuera un mono de zoológico.
"¡Qué grosera!"
"¡No reconoces a esta noble!"
Rashta se estremeció, retrocediendo en sorpresa y tartamudeando.
"L-lo siento, debí llamarla, pero no sé su nombre..."
¿Ella realmente no sabía que yo era la emperatriz? ¿no la escuché susurrarle a la sirvienta "¿es ella?"?
Laura fulminó con la mirada a Rashta y le gritó.
"Esta es Su Majestad la Emperatriz. ¡Sé cuidadosa con tus acciones!"
Los ojos de Rashta se dilataron.
"¿Qué? Yo... yo conozco a la Emperatriz."
¿Ella conoce a la Emperatriz?
Fruncí ante sus palabras extrañas, y ella me miró a los ojos y habló suavemente.
"Yo... soy Rashta."
¿Quién era Rashta? Mis damas de honor y yo estábamos terriblemente confundidas. ¿Nos conocíamos lo suficiente para compartir nuestros nombres? En mi menté intenté recordar a una mujer de su edad que haya visitado este país con dignatarios extranjeros. No me encontré con ni un solo invitado. Estaban los invitados recibidos por mí, los invitados recibidos por los ministros extranjeros, y los invitados que se encontraron directamente con Sovieshu...
Ella nunca fue uno de los míos. ¿El ministro extranjero alguna vez se había encontrado con Rashta? No podría ser. Si fuera de una gran familia noble, incluso las damas de honor sabrían sobre ella aunque yo no lo hiciera.
"¿Me conoces?"
Decidí ser directa con ella, y parecía sorprendida.
"¿No me conoces?"
"No estoy segura."
"Ah..."
Rashta se veía derrotada, y le susurró a las sirvientas, "¿Qué hago?". Podía escucharla, por supuesto.
Pero estaba cansada. Ni siquiera sabía quién era ella. Estaba a punto de ignorarla e irme, pero entonces Rashta me llamó otra vez.
"Estoy viviendo en el palacio del este por la amabilidad de Su Majestad el Emperador."
¿La amabilidad del Sovieshu?
El palacio del este. Las piernas heridas. La mujer. Ah.
"¿La esclava?"
¿Entonces por qué estaba ella en el palacio central? Antes de que pudiese preguntar, el rostro de Rashta palideció.
"Su Majestad, perdóneme por mi indecencia. La señorita Rashta no es una esclava."
Una sirvienta junto a Rashta se adelantó y me corrigió. ¿No una esclava? Pero mis damas de honor me dijeron que era una esclava fugitiva. Si eran rumores falsos, entonces me hubiesen informado que no era una historia creíble, pero no hubo alguna declaración así.
La esclava... era más de lo que suponía. No contaba con encontrarla de este modo. No me importaban los rumores, pero era tan hermosa como estos lo sugerían. Su tipo de belleza no era como el glamour ni la elegancia de una noble como la Duquesa Tuania, más bien, la imagen de Rashta era suave y etérea. Sus alargados y oscuros ojos movían los instintos protectores de uno, y su cabello era de un claro plateado que hacían su encanto puro e inocente incluso más misterioso.
Espera. Mis damas de honor la bañaron, entonces ¿por qué no la reconocieron? Miré alrededor y noté que algunas no estaban conmigo. Desafortunadamente, las damas ausentes eran las que lavaron a Rashta.
"Sí. Ahora sé quién eres."
Asentí, y Rashta sonrió de alegría.
"Gracias al cielo. En realidad, me he estado preguntando cuándo nos íbamos a conocer."
"¿Conocer?"
"Le pregunté al Emperador, pero él seguía diciéndome que no necesitaba preocuparme... pero pensé que aún así debería hacerlo."
¿Conocernos? ¿por qué?
"¿Cómo debería llamarla, Su Majestad?"
"...Solo llámame 'Su Majestad'."
"¿Uh?"
"Así es."
No sabía por qué estaba teniendo una conversación tan amigable con esta niña de entre toda la gente.
Rashta parecía sentirse cansada y querer girarse, y gruñó por el esfuerzo al mover la silla de ruedas.
Al sentir que mi humor estaba estropeado, mis damas de honor tomaron las asas de la silla de rueda y la empujaron ligeramente hacia atrás.
"Aléjate."
"¿Quién eres tú para actuar tan amigable hacia ella?"
Las manos de Laura estaban temblando de la ira conforme empujaba a la mujer.
"Inmunda."
Fue entonces.
"¿A qué te refieres con inmunda?"
Sovieshu apareció, su voz era como fragmentos de hielo.
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